Compartimos con ustedes el artículo escrito por el Abogado Agustín Sánchez para el Diario La Hora

Noviembre 10, 2019

¿Podemos imaginar al mundo actual sin cámaras de vigilancia, sin controles, en los que cada individuo actúe íntegramente cumpliendo sus obligaciones, sin necesidad de inspectores o riesgos de fraude? Difícil, o para muchos utópico, el hecho de imaginar una sociedad que enmarque su actuar en lo ético y legal, sin necesidad de verse amenazada por sanciones o controles, resulta complejo de ser asimilado. Pero que ocurriría, si personas naturales y jurídicas en un acuerdo ético conforman una red de negocios serios y seguros?, en los que no se admita, y por el contrario se rechace toda conducta anti-ética o ilegal? Bueno, pues precisamente eso es lo que busca el compliance, generar una cultura ética desde las organizaciones públicas y privadas, que vaya más allá de la implementación de una Norma Antisobrono, la cual no deja de ser necesaria, pero cuya novelería puede recaer en obtener un papel más que adorne un espacio en alguna institución, por lo que la finalidad de implementar la cultura del compliance es un compromiso de directivos y miembros a todo nivel. Esto suena bien, pero habrá que esperar y ver cuantas personas deciden hacerlo de buena voluntad, adaptando sus conductas a la transparencia y confianza, considerando además que negocios honestos son más rentables desde cualquier óptica empresarial y social. Paralelamente habrá que analizar que nuestra legislación -COIP- tipifica la responsabilidad penal de las personas naturales y jurídicas, en este último caso son responsables penalmente por los delitos cometidos para beneficio propio o de sus asociados, por la acción u omisión de quienes ejercen su propiedad o control, situación bastante delicada que exige considerar nuevamente institucionalizar al compliance y precautelar los intereses de una organización.

En la Asamblea se discuten reformas a la Ley Orgánica del Sistema Nacional de Contratación Pública, pues es una oportunidad de reflejar en el marco normativo que quienes cuenten con un sistema de compliance implementado, en consecuencia representen seguridad y mitiguen riesgos de fraude, se aventajen sobre sus competidores. Habrá que ser cautos, en los controles y válidaciones que se emitan entorno a los sistemas implementados, pues con esto no se busca “premiar” al honesto, se pretende generar una cultura ética que complementado con otras estrategias y acciones, impulse a la propia sociedad a erradicar progresivamente corrupción del sistema, olvidandonós de aquellas frases como “el sistema es corrupto y hay que adaptarse, si queremos sobrevivir al mismo”

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